No todo el mundo sabe, con tantas locuras que hecho en la tv y en la radio, el periodismo y la farándula, que mi primera vocación fue la actuación, y para eso me preparé muchos años en la Argentina con excelentes maestros, y trabajé mucho en la cartelera porteña , tanto en el teatro intelectual como el comercial.
Cuando llegue a Miami, hace 13 años, decir teatro era sinónimo de desierto artístico. Alguna que otra obra mala, hablando siempre de lo mismo y con poca convocatoria. Mi primera pisada en los escenarios en Miami fue llevar, algo que se hacía en Buenos Aires mucho, un éxito televisivo al teatro.
Las presentaciones de “La Cosa Nostra” en el desaparecido Tropigala fue mi primer éxito en Miami Beach. Luego realicé “Ceriani Explosivo”. Una comedia tipo revista que incluía hasta una “Gatita” de Jorge Porcel... Era un día mío, en mi casa con cuatro mujeronas, ¡ya se imaginan!
Mi gran éxito teatral vino en el exteatro Las Máscaras, hoy teatro América y fue “Confesiones de una Prostituta”. Una obra bien fuerte y hardcore para el público latino de Florida. Sin embargo, estuve meses en cartel a sala llena. Todavía la gente la recuerda.
No podía falta mi paso también con éxito, gracias a Dios y a un público fiel, “Confesiones del Pene”, con producción de Raúl González... Otro momento increíble. Pero la verdad que el nacimiento del Microteatro trajo algo mucho más avangar al espectáculo de la ciudad de Miami.
Al principio me resistía. ¿Una obra de 15 minutos en un contenedor de track?. Un concepto español que es una experiencia increíble que hay que vivir. Así fue que Carolina Laursen, la autora de “Súper Terapia”, vía una amiga en común María Andrea Fridmann, me convoca a volver hacer teatro.
Carolina escribe como ninguna y con una efectividad ideal para estos tiempos. La dirigió David Chocarro, actor de telenovelas de Telemundo, pero con una larga historia de experiencia escénica y un gran actor, como pocos en Miami.
Pensamos quien me acompañaría en esta aventura, y las vueltas de la vida me llevo a trabajar con dos actrices que siempre quise trabajar. Llamé sin dudar de que sería divertidísimo, a mi gran amiga Liliana Rodríguez, la cual aceptó enseguida, pues siempre soñamos con trabajar juntos.
Liliana y yo tenemos muchas cosas en común, decimos lo que pensamos, a veces nos entienden, a veces no, trabajamos como mulas, y tenemos esa disciplina de entrega. Por supuesto en lo que podemos, preferimos lo creativo y auténtico antes que el cliché de la industria.
La amo, es genial y tiene mucho potencial en el futuro. Mi otra Wonder Woman, es Gabriela Vergara. Una de las mujeres más lindas de la industria, con unos ojos espectaculares, la cual demostró que ser hermosa y talentosa puede ser increíble. No solo actúa espectacular, también supera su hermosura y es comiquísima.
Ambas son profesionales, entregadas y buena onda... ¡La paso de maravillas!. Improvisamos mucho, nos potenciamos juntos y disfrutamos del compartir el arte y ese momento mágico de creación.
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